El 7 de junio fue el Día de la Libertad de Expresión en México.
La lucha histórica de las y los periodistas nos permite llevar los reclamos sociales con el amparo de los artículos sexto y séptimo constitucionales. En 1951, siendo presidente de la república Miguel Alemán, se oficializó este importante día.
68 años después, con la llegada de la pandemia empezó a quedar en el olvido este decreto, ya que de entonces a la fecha la información clasificada fue sobreponiéndose a la libertad de expresión.
Es momento de mantener el espíritu de este derecho de la humanidad: hablar con claridad frente a las cámaras, frente a los micrófonos, el papel y los medios digitales. Tocar los temas que interesan, importan y afectan a la sociedad. Transformar a nuestro México desde la trinchera de la expresión, el reportaje, el documental y el llamado a rendir cuentas de las autoridades que sirven al pueblo.
En esta lucha también entran nuevos retos, como las redes sociales, que permiten esconder la identidad de quienes hacen mal uso de ellas y aprovechan para tirar la piedra y esconder la mano.
A pesar de todo esto, es momento de reactivar la libertad de expresión, porque es la única llave que nos permite abrir la puerta de la democracia que poco a poco se va cerrando.