
A Ramiro González Velázquez “el bigotón” siempre se le puede encontrar con un amigo. Ya sea en su negocio o en el futbol (dos de sus grandes pasiones) González plática con alguien. Es una personas querida en el municipio por ser siempre sincero y buscar la amistad por encima de los intereses personales. A Ramiro no se le puede objetar algún desplante o una mala cara. Siempre ha sido así. Desde su nacimiento que ocurrió un 17 de septiembre de 1949 hasta el día de hoy.
Los primeros años de vida de González Velázquez fueron duros. “Me pasé una infancia tristona porque mi madre murió cuando yo tenía once años y mi papá era durito con nosotros, como los de antes, entonces desde muy pequeño comencé a trabajar incluso antes de quedar huérfano. Me acuerdo que había crisis económica y vendía taquitos, cueritos, pirulís, camotes, gelatinas. De ahí sacaba para mis gastos. Posteriormente me fui a trabajar con Don Pablito el panadero haciendo entregas. Después en 1961 cuando estaba al cuidado de mis tías que todo el pueblo las conocía, ellas nos sacaron (a sus hermanos también) a la orilla y aún así faltaba el calor de la madre”.
Pasaron los años y el “bigotón” empezó a trabajar, en 1964 con Chuy Méndez, que tenía un taller de bicicletas que alquilaba. Más tarde laboró con el “chaparrito” y de ahí con el “gorrín”. La inquietud por salir adelante apenas comenzaba para Ramiro que planeó con su amigo Pepe Álvarez irse a México. “En 1966 ya estábamos en la capital y durante mis cinco años que estuve ahí aprendí taquigrafía, pero no era de lápiz, sino de hacer tacos en la calles de Tacuba y San Bartolo. Tiempo después y como me gusta la aventura me quise ir para el otro lado ya que quería calarle para hacer más de lo que tenía. Desgraciadamente y agraciadamente (sic) porque no nos pasó nada, nos tuvimos que regresar al país porque no conseguimos trabajo”.
Paso el tiempo y González decidió poner una tienda de abarrotes. Luego instaló una veterinaria con Ramiro Sánchez Servín y una lonchería, tiempo en el que tuvo uno de los momentos más tristes de su vida ya que se privó por algún tiempo de practicar el futbol, deporte que ama. Este penoso acontecimiento sucedió en 1979. Le dieron un balazo en la pierna izquierda y ya nunca más pudo practicar el balompié como lo había hecho antes.
El “bigotón” también es reconocido por su capacidad negociadora ya que cuando tenía su tienda de abarrotes se asoció con sus hermanos en el rubro de la engorda de puercos.
Ya en 1988 González vuelve a sufrir otra pérdida cuando muere su padre y él toma la decisión de independizarse. “En ese momento me vengo a La Mezca (nombre que honra a su equipo de futbol, que ya llevaba varios años fundado) y tengo 17 años de estar trabajando. Gracias a Dios y a los amigos que me han protegido, el negocio ha sido próspero. Además quiero reconocer el trabajo de mi familia; de mi esposa, de mis hijos que siempre han luchado conmigo”.

Ramiro González “el bigotón”
Sobre la relación con su esposa, Ramiro también tiene una historia para contar ya que él la conoció cuando ella vivía en México porque quedó huérfana muy chica y se la llevaron sus familiares. La señora Evelia Hernández cuando venía a visitar Arandas se encontraba con Ramiro. “La empecé a ver. Siguieron las pláticas, el conocimiento y por fin me decidí a casarme en 1980. Hoy ya tenemos 26 años de casados y hasta ahorita –aclarando-, tengo ocho hijos de los cuales uno falleció. Por otro lado lo que más agradezco es que mis dos hijos varones Rafael y Abraham, al igual que a mí, la gente los aprecia, los conoce y los quiere”.
Hablando sobre su verdadera pasión, el futbol, Ramiro González reconoce que antes jugaba beisbol pero cuando se fue a México le entró el gusto por el balompié y ya nunca más se desprendió del gusto. Él actualmente juega los lunes y jueves por las tardes, siempre destacando como el hombre que más corre, que más lucha y que más disfruta de un partido.
Hoy en día los momentos más especiales del “bigotón” giran en torno a su trabajo, sus amigos, su familia y el futbol. La vida ha sido dura para él, pero gracias a sus ganas de salir adelante está donde debe de estar; como uno de los personajes más queridos de Arandas gracias a su sencillez y desprendimiento con los demás.
Publicado en el tomo 1 de Perfiles de mi tierra colorada en septiembre de 2006.
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