La delegación Martínez Valadez parece un pueblo fantasma, ante la falta de asistencia de alumnos a las escuelas, las plazas cerradas y prácticamente sin personas en las calles.
Hasta el caluroso aire está en silencio. Acudimos a esta delegación para saber cómo están sobrellevando la pandemia, pero la delegada había acudido a Arandas a arreglar asuntos relacionados con su comunidad. Solo estaba presente su asistente, registrando a un nuevo ciudadano.
En esa población, la mayoría de los hombres viven en Estados Unidos, y desde allá envían dinero para construir las casas nuevas que se ven en distintos lugares de la zona. Algunas están solas y otras las rentan. Los pobladores consideran que su principal queja es el mal estado que guarda la carretera, aunque reconocen el esfuerzo que se realiza actualmente para repararla.
En cuanto al coronavirus, dijeron que a pesar de ver los campos plantados de agave, en Martínez Valadez no hay hombres, y lo poco que se trabaja del campo lo hacen las mujeres. El agave lo suelen trabajar personas de Chiapas contratadas para ese fin.
La pandemia ha afectado la vida de la población, pues las pocas tiendas que existen prácticamente no tienen clientes, porque hacen sus ventas normalmente a la entrada y salida de los niños de la escuela.
Tienen la esperanza de que pronto se termine la obra de la carretera y que la zona se convierta de nuevo en una ruta ciclista desde León; que vuelvan los puestos de tacos y vendimias dominicales, pues ahora con la iglesia, escuelas y plazas cerrada, Agua Negra prácticamente está desierta.