Rosalba Martínez, arandense que se dedica a las labores del hogar, ahora ha optado por recuperar una de las tradiciones más representativas de las mujeres arandenses: el tejido de punto de cruz.
Por ejemplo, la notable obra de arte que ha logrado con la reproducción de esta Virgen de Guadalupe, todo en esta técnica tan compleja, que es el equivalente manual del arte en pixeles en medios digitales, como analogía.
-Que yo me acuerde tardé como dos años en completarla, porque la hacía a ratitos; a veces una hora, a veces le hacía 5, 10 puntos, a veces sí me sentaba como debe de ser unas dos o tres horas al día, o a veces duraba semanas que no le hacía nada, porque soy muy paseadora.
-¿Quién de su familia también hace punto de cruz?
-Mi hija menor, Esmeralda. A ella sí le gusta mucho estar tejiendo, ella siempre está haciendo para hacer regalos.

-¿A usted qué le inspiró para hacer esta obra?
-Mi familia y el amor que le tengo a la Virgen de Guadalupe.
-¿Cuál es su mayor satisfacción tras lograr esto?
-Pues verla terminada, y que toda mi familia está unida. Nos queremos mucho a pesar de nuestros pocos tropiezos que tengamos.
-¿Qué le diría a las familias para que recuerden esos tiempos?
-Que les regalen a sus hijos algo de lo que ellos aprendieron de jóvenes, y les dejarán un tesoro, al enseñarle a sus hijos.
-¿Qué otros tejidos hace?
-Hago gancho, y a veces poquito deshilado, pero lo que más me gusta es el punto de cruz.
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