Concluido el diálogo entre autoridades y manifestantes el 6 de mayo, el representante de los comerciantes, Ramiro Aguirre, quiso informar a las casi 100 personas el resultado de la conversación, pero aunque quiso calmar los ánimos, la gente seguía molesta. Simplemente dijo “no pudimos llegar a ningún acuerdo, quedaron en resolvernos. Hagamos un Plan B”.
Entre consignas de “queremos trabajar y necesitamos apoyo”, empezaron a contar sus penas, desde pago de rentas y el miedo a perder lo que han construido con años de trabajo.
Al final, 20 o 25 personas seguían discutiendo sobre quiénes sí podían abrir sus negocios y quiénes no. Las autoridades dijeron que no retrocederían al mandato del gobernador del estado, así que oficialmente hasta el 17 de mayo se podría reiniciar la apertura de negocios.
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