La noche del primero de noviembre, el panteón de Arandas abrió sus puertas para recibir a los arandenses en una fiesta popular en honor a los fieles difuntos.
Fue diferente a otros años, emulando lo que ocurre en el vecino estado de Michoacán, donde las flores de cempasúchil y los altares de muertos que se colocaron en la avenida del panteón fueron iluminados con veladoras y llamaban la atención de los paseantes. El camino al camposanto estaba adornado por gigantescas calaveras como obras de arte.
También hubo altares en el Instituto Tecnológico Superior de Arandas, en el CCA y en la Preparatoria Juan López y López, omitiendo los que se colocaban en el Parque Hidalgo y en la Plaza de Armas.
Como parte de la fiesta de muertos que organizó el Ayuntamiento de Arandas, se realizó un concurso de catrinas, de altares y de calaveras, aderezado con arte urbano.
La ganadora del concurso de calaveras fue la maestra Isabel Zúñiga Miranda. El evento del día de muertos se convirtió así en una fiesta con música y la aventura de visitar el panteón municipal hasta altas horas de la noche.