A pesar de que históricamente, distintas administraciones municipales han intentado ordenar, frenar, regular e incluso erradicar el comercio ambulante del centro de la ciudad, los comerciantes por lo general encuentran la manera de recuperar esos espacios.
Es el caso actual de la plazoleta Antonio Valadez Ramírez, que se está convirtiendo en un mercado ambulante. Dicho comercio es una forma rápida de montar un negocio, evitar el pago de impuestos, energía eléctrica y renta. Es un magnífico apoyo para solventar las crisis que prácticamente son ya una forma de vida en México.
Queda claro que quien tiene un negocio formal se ve afectado de diferentes maneras, pues muchos de los comercios ambulantes venden los mismos productos que quienes tienen un local establecido.
Como siempre, se busca que estos vendedores tengan espacios adecuados donde no interfieran en las vialidades o lugares de recreo para los ciudadanos, aunque como muchas otras acciones que se han dado en Arandas, la tolerancia se convierte en una obligación para las autoridades, y luego los vendedores piden una reubicación cuando en las calles y plazas no se les dan esos derechos.