Las autoridades poco pueden hacer ante la necedad ciudadana, y el caso concreto es que la gente sigue retirando las cintas restrictivas que rodean la plaza principal, para sentarse, convivir sin cubrebocas e ignorar la instrucción de que las plazas están cerradas. Así vemos a diario a hombres, mujeres, niños y personas de la tercera edad.

La sana distancia tampoco se cuida en comercios, restaurantes y bares. Hay reuniones, festejos, primeras comuniones, confirmaciones y no parece importar el crecimiento de casos de Covid en Arandas.
Claro, es fácil culpar a las autoridades por no ser más estrictas, pero tampoco es posible que haya un policía para cada ciudadano. Si no estamos dispuestos a seguir las indicaciones, tendremos que estar dispuestos a vivir las consecuencias.

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